Pie plano en niños
De hecho es un conjunto de trastornos de la alineación cuando el niño está de pie y apoya su peso sobre la bóveda plantar. En esta situación, el talón se desvía hacia afuera (lo que llamamos «talo valgo»), la zona del arco plantar en el mediopie toca el suelo dando una apariencia de pie «hundido» y la parte más anterior del pie se coloca en supinación, es decir, con mayor apoyo de la parte interna.
En el niño existen básicamente dos tipos de pie plano, el pie plano flexible y el pie plano rígido.
El pie plano flexible se caracteriza por ser un pie con una estructura esquelética normal pero con mucha flexibilidad en sus articulaciones. Por ello, cuando el niño se pone de pie y apoya su peso, el puente se hunde y el talón se desvía hacia afuera. Sin embargo, cuando lo hacemos poner de puntillas, vuelve a aparecer el puente y el talón se coloca corregido hacia adentro. El término flexible se refiere a la movilidad de las articulaciones del pie y su capacidad para corregir estos trastornos de alineación. Este es el tipo de pie más frecuente en el niño y se considera una situación de normalidad durante los primeros años de vida.
El pie plano rígido se caracteriza porque existen uniones anómalas entre los huesos del pie. Ello provoca una deformidad con menor altura del arco longitudinal y una desviación en valgo del talón. Cuando el niño se pone de puntillas, la postura del pie no cambia debido a que la movilidad está bloqueada por la unión entre los huesos. Existen dos tipos básicos de unión anómala, entre los huesos astrágalo y calcáneo o entre los huesos calcáneo y escafoides. La primera provoca un bloqueo mucho más rígido. Esta situación es definitiva y no cambia con la edad.
Causas.
El pie plano es una afección común. Es normal en bebés y niños pequeños.
Se tienen pies planos cuando a que los tejidos que sostienen las articulaciones en el pie (llamadas tendones) están flojos.
A medida que los niños crecen, los tejidos se tensan y forman un arco, lo cual tiene lugar cuando el niño tiene 2 o 3 años de edad. La mayoría de las personas tiene arcos normales cuando son adultas. Sin embargo, es posible que en algunas personas este arco nunca se forme.
Algunas afectaciones que pueden condicionar un arco longitudinal flexible son:
- Enfermedad de Ehlers-Danlos.
- Síndrome de Marfan.
En pocas ocasiones, los pies planos dolorosos en los niños pueden ser causados por una afección en la cual dos o más de los huesos en el pie crecen unidos o se fusionan. Esta afección se denomina coalición tarsiana.
Diagnóstico, signos y síntomas.
La mayoría de los pies planos, teniendo en cuenta la gran incidencia de pies planos flexibles, no causan ningún dolor o sintomatología específica.
Los niños pueden tener dolor en el pie, el tobillo o la parte inferior de la pierna y deben ser evaluados por un proveedor de atención médica si esto ocurre.
Pueden presentar deformidad en la planta del pie, secundario a trastornos de los huesos del tarso, por ejemplo, el astrágalo vertical.
Para el diagnóstico el especialista realizará ciertas pruebas con los niños, una minuciosa exploración física y una buena historia clínica.
Las pruebas consisten en hacer caminar al niño de puntitas, en talones, medir los arcos del pie y del tobillo, entre otras pruebas que se realizan.
En caso de sospechar un pie plano rígido, el especialista puede apoyarse en estudio de imágenes, principalmente con las radiografías del pie y en raros casos se utiliza resonancias magnéticas y tomografías.
Tratamiento.
En los pies planos flexibles asintomáticos, normalmente no se requiere un tratamiento ortopédico como tal. Es importante para los padres entender que el desarrollo de los pies en estos niños será igual aun cuando usen zapatos ortopédicos, tubos o plantillas, que además de ser un gasto innecesario, son bastante incómodos para los niños, limitando en ellos el correcto desarrollo motor por la incomodidad de los zapatos.
El mejor tratamiento en estos niños es el deporte para el fortalecimiento del arco plantar, caminar descalzos en arena, césped o colchonetas también ayuda a que el impacto sobre la planta permita un refuerzo y un correcto desarrollo de éste.
En los pies planos flexibles que presentan dolor, el mejor tratamiento va dependiendo de la causa (Osteocondritis, fascitis plantar, etc.), siendo el mejor tratamiento en estos casos los relajantes musculares y desinflamatorios, pero más importante la terapia física, en la cual el niño aprende a estirar la fascia plantar, la musculatura de pie, tobillo y pantorrilla, así como su posterior fortalecimiento.
Los pies planos rígidos o dolorosos requieren de la evaluación por parte de un especialista. El tratamiento depende de la causa del pie plano.
En caso de coalición tarsiana, el tratamiento comienza con reposo y posiblemente una férula de yeso. Si el dolor no mejora, puede ser necesaria la cirugía.
En casos más graves, se puede necesitar una cirugía para:
- Limpiar o reparar el tendón.
- Fusionar algunas de las articulaciones del pie en una posición corregida.
Pronóstico.
El pronóstico en la mayoría de los niños con pie plano flexible es muy bueno, ya que no requiere un tratamiento quirúrgico.
Algunas causas de pies planos dolorosos se pueden tratar sin cirugía. Si otros tratamientos no funcionan, la cirugía puede ser necesaria para aliviar el dolor en algunos casos. Algunas afecciones como la coalición tarsiana pueden necesitar cirugía para corregir la deformidad, para que el pié permanezca flexible.
La cirugía a menudo mejora el dolor y la funcionalidad del pie para las personas que la necesiten.
¿Cuándo contactar a un especialista?
Usted puede contactarme cuando su hijo refiera dolor al caminar, deformidad importante del pie o usted sospeche de algunos datos clínicos que hemos mencionado anteriormente.
Recuerde que el tratamiento es mejor mientras más temprano se haga el diagnóstico.
Referencias.
Grear BJ. Disorders of the tendons and fascia and adolescent and adult pes planus. In: Azar FM, Beaty JH, Canale ST, eds. Campbell’s Operative Orthopaedics. 13th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2017: chap 82.
Winell JJ, Davidson RS. The foot and toes. In: Kliegman RM, Stanton BF, St. Geme JW, Schor NF, eds. Nelson Textbook of Pediatrics. 20th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2016: chap 674.